Lavado de manos en curaciones y cambios de gasas: una barrera contra infecciones
Cuando tratamos una herida, nuestras manos pueden ser la diferencia entre una recuperación rápida o una infección peligrosa. El lavado de manos antes y después de una curación no es opcional, es un paso fundamental para proteger al paciente y a nosotros mismos. En esta publicación, te explico cómo lavarte las manos correctamente antes y después de un procedimiento, los errores más comunes que pueden contaminar una herida y por qué los guantes no sustituyen un buen lavado de manos. Si trabajas en el área de salud o cuidas a alguien con una herida, esta información te ayudará a minimizar riesgos y garantizar una curación segura. Dale un vistazo y evita complicaciones innecesarias.
BLOG
Alfonso Galán
2/18/20252 min read


Lavado de manos en curaciones y cambios de gasas: una barrera contra infecciones
Cuando realizamos una curación o un cambio de gasas, el lavado de manos no es solo un paso más: es una medida fundamental para evitar complicaciones y prevenir infecciones. En estos procedimientos, estamos en contacto con heridas abiertas, lo que nos pone en un escenario de alto riesgo donde cualquier bacteria o virus puede convertirse en un problema serio.
La piel es la primera barrera de defensa del cuerpo, pero cuando hay una herida, esa protección está comprometida. Si nuestras manos no están completamente limpias antes de tocar una herida o una gasa estéril, podemos introducir microorganismos y desencadenar infecciones. Y si después del procedimiento no hacemos un lavado de manos adecuado, podemos llevar esos patógenos a otras superficies o personas.
Para minimizar estos riesgos, es esencial seguir un protocolo estricto de lavado de manos antes y después de cualquier curación o cambio de gasas.
Paso a paso: cómo lavarse las manos antes de una curación
El lavado de manos previo a una curación o un cambio de gasas debe realizarse con mayor rigor que un lavado de manos convencional. Sigue estos pasos para asegurarte de que tus manos estén realmente limpias:
1. Retira anillos, pulseras y relojes. Los accesorios pueden acumular microorganismos y dificultar la limpieza completa de las manos.
2. Mójate las manos con agua corriente limpia y aplica jabón antibacterial.
3. Frota las manos vigorosamente, asegurándote de cubrir todas las áreas:
- Palmas
- Dorso de las manos
- Entre los dedos
- Bajo las uñas (utiliza un cepillo si es necesario)
4. Continúa frotando durante al menos 40 a 60 segundos. En curaciones, se recomienda un tiempo más prolongado que el lavado habitual de 20 segundos.
5. Enjuaga con abundante agua corriente, asegurándote de eliminar todo el jabón.
6. Sécate con una toalla estéril o desechable. Evita secar con toallas de tela compartidas.
7. Si vas a utilizar guantes estériles, colócalos inmediatamente después del secado, evitando tocar superficies que puedan estar contaminadas.
---
Después de la curación: no descuides el lavado de manos
Una vez finalizado el procedimiento, tus manos pueden estar en contacto con fluidos corporales o materiales contaminados. Aunque hayas usado guantes, estos no sustituyen el lavado de manos, ya que pueden tener microperforaciones o haberse contaminado durante el proceso.
Para asegurarte de eliminar cualquier residuo de microorganismos, repite el mismo procedimiento de lavado de manos detallado anteriormente. Si hay exposición a sangre o secreciones, se recomienda utilizar un jabón antiséptico o una solución con clorhexidina para una limpieza más profunda.
Si no hay acceso inmediato a agua y jabón, utiliza una solución desinfectante con al menos 70% de alcohol, asegurándote de cubrir toda la superficie de las manos y frotar hasta que se sequen por completo. Sin embargo, en cuanto sea posible, realiza un lavado con agua y jabón.
---
Conclusión
El lavado de manos antes y después de una curación o un cambio de gasas es una medida indispensable para garantizar la seguridad del paciente y del profesional de salud. Una infección puede complicar el proceso de cicatrización, prolongar el tratamiento e incluso derivar en complicaciones graves.
Tomarse el tiempo para lavarse las manos de forma adecuada es una inversión mínima con un impacto enorme. Hacerlo bien no solo protege a quien realiza la curación, sino que es una de las formas más efectivas de prevenir infecciones en cualquier entorno clínico o domiciliario.